Daniel Parrochia
Daniel Parrochia o Daniel Parokia, nació el 9 de diciembre de 1951 en Givors, es un filósofo y epistemólogo francés que busca, desde hace treinta años más o menos, desarrollar un pensamiento matemático del mundo, una reflexión sobre la matematización sensible y modelos, formas matemáticas, sistemas, redes, gráficos, órdenes parciales, clasificaciones. También es novelista.
Estudios y carrera
Hijo de un padre contador y de una madre profesora de inglés, Daniel Parrochia completó su educación secundaria y superior en Lyon, donde estudió con François Dagognet. Agregado en Filosofía en 1975. Desde 1979 estuvo adscrito, y fue nombrado investigador del CNRS. Doctor en filosofía (1987), entonces autorizado para supervisar investigaciones (1989), fue sucesivamente, desde 1990, profesor en la Universidad Toulouse-Jean-Jaurès, en la Universidad Paul-Valéry Montpellier 3. Ex decano de las facultades de filosofía de Toulouse y Montpellier, fue miembro del Comité Universitario Nacional (sección 72) durante ocho años, y también fue miembro de la Comisión Nacional de Evaluación (CNE - programa tecnológico) y finalmente profesor en la Universidad Jean Moulin Lyon 3 donde fue responsable de la enseñanza de lógica y filosofía de la ciencia. Actualmente es profesor emérito de la Universidad de Lyon y novelista. Su novela Antes de unirse al gran sol fue seleccionada para la edición 2015 del Premio Flore.
Filosofía: un anti-positivismo
Desde sus primeras publicaciones a principios de la década de 1990 (Matemáticas y existencia) hasta trabajos más recientes como La Forme des Crises (lógica y epistemología), Daniel Parrochia ha desarrollado una reflexión sobre la matematización del mundo sensible, que extrae sus conceptos fundamentales de los más avanzados desarrollos de la ciencia y la tecnología, lo que podría llevar a pensar que esta filosofía se reduce a un puro y simple positivismo. No es así: Daniel Parrochia simplemente extrae las lecciones de la racionalidad moderna, desde su representación a lo económico y efectivo en el mundo, pero pretende poner esta racionalidad al servicio de un proyecto diferente, de un proyecto que sigue siendo el de la filosofía.
Según Daniel Parrochia, de hecho, el proyecto filosófico clásico, que pretendía desarrollar un pensamiento en la perspectiva de una totalidad, se basa hoy, la mayor parte del tiempo, en conceptos teñidos de empirismo, que han perdido toda efectividad (Dios, mundo, alma, cuerpo, materia, tiempo, espacio, número, etc. se han vuelto obsoletos en sus definiciones clásicas). En otros términos, los filósofos ya no están a la altura de su proyecto, y la filosofía no dispone ya en la actualidad, y desde hace muchos días, de instrumentos suficientemente precisos y suficientemente sólidos como para dar cuenta del universo tal y como él es.
Desde finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX (por las obras de Félix Klein, Richard Dedekind, Georg Cantor, Emmy Noether... matemáticos, y de Albert Einstein, Werner Heisenberg, Paul Dirac... en la física), sabemos claramente que las multiplicidades noúmeno fenoménicas reales se organizan en tipos no triviales de estructuras matemáticas (Bourbaki), y a partir de mediados del siglo XX, se estableció que las relaciones son en sí mismas matemáticamente pensable bajo grandes teorías de la organización (teoría de categorías de Samuel Eilenberg - Saunders Mac Lane, álgebra homológica, teoría K, teoría de los topoi de Grothendieck, Correspondencia Langlands...). Si el proyecto filosófico, como meta de un pensamiento de la totalidad del ser en su ser, todavía tiene alguna posibilidad de ser perseguido hoy, es en primer lugar, como la tradición epistemológica francesa lo había visto (de Albert Lautman a Jean-Toussaint Desanti), por medio de una investigación de estas estructuras, lo que ellas permiten expresar y lo que dejan (temporalmente o no) a un lado. Desde este punto de vista, Daniel Parrochia ayuda a hacer un balance no sólo de la física del siglo XX, sino también de la tecnología moderna y de las herramientas formales de relación que pueden ayudar a los filósofos a reconstruir una imagen coherente del mundo.