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Sobre nosotros

Desde el año 1981, cuando se instaló oficialmente la cátedra de Historia de las ciencias para los estudiantes de la carrera de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede de Medellín, con una propuesta de trabajo sobre la Real Expedición Botánica al Nuevo Reino de Granada que nos permitió participar activamente en la conmemoración del bicentenario de dicha Institución (1783-1983), en Medellín, se fundó el primer seminario permanente de Historia de Biología en la universidad colombiana con tres ciclos, cada uno de siete años.  Allí se formaron estudiantes de las carreras de agronomía, zootecnia, forestal, economía e historia de la Nacional, al lado de profesores y estudiantes de medicina, salud pública, biología y bacteriología provenientes de nuestra vecina Universidad de Antioquia.  Dos conjuntos de obras fueron claves en nuestros desarrollos: traducir la obra completa de Georges Canguilhem en los primeros ciclos y luego enfrentar el trabajo de la obra de François Dagognet, el más brillante y desconocido alumno de aquel maestro.

Nuestros Maestros:

Dagognet fue un hombre de “provincia” (Dijon, Strasburgo, Lyon) absolutamente desconocido en Iberoamérica y en París, por ignorancia o por represión, aunque en la actualidad gran parte de los filósofos e historiadores de las ciencias de Lyon, Dijon, como Besançon y otros, le manifiestan su respeto y gratitud como sus antiguos estudiantes, discípulos y amigos.

 

Para Dagognet, la gran industria, la ciudad, las ciencias, el arte son objetos filosóficos, atractores que organizan la realidad de los objetos del mundo y de la cultura.  Son espíritu objetivado que se ha exteriorizado y realiza una creación.  La redención del sistema industrial implica una ampliación de la cuádruple tarea de concentración y de focalización, de conservación y recuperación contra las erosiones del tiempo.  Las ciencias, con sus taxonomías, tipologías, morfologías, apresan en sus redes lo real mismo.  La fábrica ha aprendido a reciclar, así como el arte se ha empeñado en recuperar los residuos, las basuras, los detritos. Dagognet apunta a una filosofía de los materiales (materiología), busca salidas a una propuesta monista que esté acorde con el estado de las ciencias. El mundo ha dado a luz la vida que lo absorbe y lo sostiene; y la vida ha logrado la proeza de empujar la aventura de la cultura, que como espíritu cerebralizado la asume y nos impone la responsabilidad ética, estética y política de una fantástica celebración.

 

Primer período (1954-1984)

En 1983, la jornada dedicada a las Lecciones de anatomía epistemológica tuvo que ver con un autor aún vivo.  Cuando un filósofo se identifica con sus trabajos cuya inspiración obstinada consiste en rechazar toda referencia a un “sujeto” de referencia, el examen de sus posiciones y proposiciones debe ser normalmente acordado con sus métodos de análisis y de valorización –o no–, aplicados a las empresas de representación de la relación del hombre con el mundo. Cuando un filósofo toma como modelo la disección anatómica y saca a luz, lo que tantos filósofos han valorizado como secreto, profundo, fundamental, noumenal, no se debería molestar cuando se le proponga anatomizar los resultados de sus trabajos de anatomista. De hecho él acepta de buena gana y lo dice públicamente.

 

Segundo período (1985-1995)

François Dagognet, con su abundante obra, le plantea un problema al bibliotecario/bibliógrafo, antes de plantearle uno más grave aún al filósofo turbado e inquieto ante esta obra estallada: ¿dónde clasificarlo, en qué rúbrica del fichero entrarlo, cómo catalogarlo? ¿En filosofía, en medicina, en geografía, en derecho, en historia de las ciencias, en historia del arte o algo más? El que exalta las clasificaciones parece escapar a toda clasificación y se las ingenia para poner fuera de juego a los conformistas.

El mixto ambivalente entonces suscita la pregunta casi policíaca de los guardianes del templo: ¿es esto todavía filosofía?  El riesgo de esta extrañeza migratoria que atraviesa las fronteras disciplinarias es el mantener la amenaza de una descalificación.  Tanto que a este eclecticismo viajero de bohemio, sino de nómada, se añaden atracciones sulfurosas por Lavater, Bertillon, Reich, Duchamp, César y una pasión que compromete por medio de objetos curiosos e invenciones extravagantes.  Y como si esto no fuera suficiente, Dagognet se busca la manera de tomar posiciones iconoclastas sobre los cementerios, las donaciones de órganos, los matrimonios, etc., lo que le da al filósofo un aspecto de excéntrico radical en los debates contemporáneos.

 

Tercer período (1996-2004)

Filósofos y médicos han examinado tierras comunes a todo lo largo de la historia: el hombre tomado en un medio que lo nutre y lo hiere; lo normal si no es la norma y lo patológico; el poder de intervenir sobre los cuerpos, su destino y hoy en día su reproducción.

Con una obra importante en la que abundan reflexiones sobre el cuerpo, la medicina, el remedio, y en contra de los que rechazan las técnicas, Dagognet ha sabido aceptar, con sus limitaciones y sus peligros, lo que salva los cuerpos y por ende el espíritu.  En Dijon fue donde emprendió sus estudios de medicina, medicina de hospital, que forjó su pensamiento al contacto con el dolor y con la enfermedad.  La filosofía de Dagognet se presenta como un vigoroso pensamiento del hombre concreto, del que sufre su destino de ser biológico y moral.

Cuarto período (2005-2015):

1.- François Dagognet, ¿la moral de un nuevo enciclopedista?

El proyecto enciclopédico consiste en reunir, clasificar y ordenar los conocimientos, exponerlos claramente, sacar de ellos las lecciones filosóficas y permitir reencontrarlos a todos, por así decirlo: “quintaesenciados”.  Tarea eminentemente democrática, la organización-difusión de los conocimientos fue la de la biblioteca y de los antiguos sistemas filosóficos; ella debería ser hoy la de la web.

Nos interrogamos aquí para saber cómo uno de los espíritus más notables de nuestro tiempo, ha podido cruzar este proyecto enciclopédico para el que se preparó tan bien: médico, farmacólogo, químico, cristalógrafo, biólogo, geógrafo, teórico e incluso defensor del arte contemporáneo, de la moral y del derecho, educador y pensador político.  Una especie de “ropavejero” del pensamiento, recogiendo aquí o allá, en el gran rastro del mundo, con qué nutrir su reflexión y la nuestra. En realidad una organicidad viviente y múltiple, siempre en desarrollo, pero esencialmente articulada, es lo que podemos constatar si nos dejamos llevar por su lectura.

 

2.- François Dagognet, de la política futura a las políticas con porvenir.

Geólogo de la Tierra y de la Moral, Dagognet nos ha dejado una obra construida en estratos, desde la riquísima variedad de los materiales (materialidad de objetólogo, materiología del fármakon, celebración de las artes plásticas) hasta sus rebasamientos en las diferentes corporeidades vivientes (vegetalidad del Dominio del viviente, animalidad en el Catálogo de la vida).  Monismo que ante el pensamiento ha de devenir dualista (Cerebro, pensamiento, Cerebro ciudadela; la Piel descubierta, Cuerpo uno y múltiple, maneras de nombrar lo mismo), para dar cuenta de nuevos estratos: la conciencia (¿Cómo salvarse de la servidumbre?), la moral (Por una nueva moral), lo social (Cuestiones prohibidas), lo político (Filosofía de la propiedad, Filosofía del trabajo), lo religioso.

Paralelamente se propusieron seminarios de Historias Particulares centrados en la obra de Michel Serres.  Tres lecturas que han correspondido a los respectivos períodos de escritura de la obra de Serres.

Primera lectura: “De la filosofía de la comunicación a la filosofía de los cuerpos mezclados” (1992) que dio como resultado la publicación del artículo “Comunicación y Mestizaje”, en la Revista Ciencias Humanas #19. Hermes, Serres & Arlequín, editado por Luis Alfonso Paláu, en 1993.

Segunda lectura: “Energía y transformaciones” (1999): sobre Julio Verne, Zola, Lucrecio, hasta Los Cinco Sentidos que fueron traducidos por María Cecilia Gómez B. y cuya publicación se hizo por recomendación del propio Serres (México: Taurus, 2002).

Tercera lectura: “Equilibrio y Fundaciones”, de Roma, Estatuas, Contrato natural, el Hermafrodita y el Tercero-Instruido.

Cuarta lectura: se hizo en el Instituto de filosofía de la Universidad de Antioquia (2007): los libros del Gran Relato. Hominescencia, el Incandescente, Ramas y Relatos de Humanismo.  Se publica “Figuras de la hospitalidad y la hostilidad: parásitos, anfitriones y simbiontes”, en la revista de Humanidades Co-herencia #9, Universidad Eafit, Medellín, 2008.

Quinta lectura: “Ruidos, errores y parásitos; Pantopía, de Hermes a Pulgarcita”, en la Alianza Colombo-Francesa de Medellín, 2014-2015.

Se publican dos artículos:

1.-“Tecnicidad, conocimientos y virtualización; de Leroi-Gourhan a Serres” revista Ciencias sociales y educación de la Universidad de Medellín. Vol. 2, No. 4, julio-diciembre 2013, pp. 181-208.

2.- “Del Contrato natural a la Guerra mundial. Notas sobre filosofía del derecho e historia de la tecnología de Michel Serres”, publicado en la revista Ciencias Sociales y Educación, Vol. 3, No. 6, julio-diciembre de 2014.

 

Hoy que nos falta la presencia de Dagognet y Serres, Piedra Rosetta aparece, entre otras cosas, para mantener la labor de difundir su pensamiento en lengua española.

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