Michel Serres
“Michel Serres… podrías haber llegado a ser el más viejo de los hombres nuevos”.
Ultimo verso de un poema de Oscar Saldarriaga en homenaje a Michel Serres.
Acá tenemos la historia de un enamorado de la vida y de un curioso del mundo. Hijo de marinero-dragador de piedras en el Garona, nació en Agen el 1º de septiembre cuando la célebre inundación del río de 1930; y murió en París el 1º de junio de 2019. Hombre de la tierra y “troubadour” del pagus; rugbyman y escalador de alta montaña; matemático y filósofo leibniziano, historiador de las ciencias, analista de la literatura con obras sobre Balzac, Zola, Julio Verne y Hergé, académico que ocupó el sillón del político Edgard Faure pero que solicitó que el día de su posesión, el 29 de marzo de 1990, no se usara la espada que se acostumbraba; 88 años bien vividos y más de 74 libros, Michel Serres ha querido darle la vuelta al mundo, a las ciencias y a las culturas. Su abundante obra, imprevisible, inclasificable, toma la forma de una Pantopía: de pan “todos” y topos “lugar”, su propósito fue pasar por todos los lugares geográficos, espirituales y virtuales. Hombre enciclopédico como François Dagognet, era de los filósofos que como Platón, Aristóteles, Descartes, Leibniz y Kant escribieron sobre todo lo humano y lo divino.
Ha visto venir, se ha anticipado antes que todo el mundo, a las grandes revoluciones de nuestro tiempo:
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El advenimiento de las comunicaciones bajo la égida de Hermes, mensajero de los dioses, y dios de los comerciantes y las putas que vino a relevar a Prometeo, ladrón del fuego y padrino de la primera revolución industrial.
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La preocupación por el cuerpo y sus variaciones, por la práctica del deporte, tanto del montañismo, como del rugby y el surf.
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La crisis ecológica debida a la potencia inaudita alcanzada hoy por la humanidad y que hace del antropoceno el momento de oscilación desequilibradora de las fuerzas en el planeta.
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La revolución digital, que viene a sumarse fundamentalmente a las otras dos grandes revoluciones del espíritu, la aparición de la escritura y la aparición de la imprenta. Momentos exológicos importantísimos que constituyen en su orden: a) liberación de la memoria de la tradición oral gracias a la territorialización de la mano en la escritura; b) liberación de la memoria de la lecto-escritura manual y potencia multiplicadora del libro; c) liberación de la memoria cerebral en su externalización en los smartphones de las pulgarcitas.
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El desenlode de la filosofía que se había hundido en el giro lingüístico en la creencia de que sólo el lenguaje existía; además asumió la hipótesis girardiana del chivo expiatorio en la explicación de la violencia y lo sagrado, y la metamorfosis de lo religioso hacia lo santo a partir del cristianismo.
Para captar cada uno de estos acontecimientos, como buen zorro vagabundo, forjó conceptos nuevos como:
a) El Contrato natural.
b) La hominescencia.
c) El gran Relato.
Serres imaginó personajes en los que toman forma esas experiencias nuevas de nuestra humanidad:
I. Hermes.
II. El Parásito.
III. El Tercero Instruido.
IV. el Desaseado.
V. Pulgarcita y los viejos gruñones.